¿Cómo se fabrican las prótesis oculares?

Las prótesis oculares han evolucionado de forma considerable en los últimos años, consiguiendo resultados satisfactorios con un trabajo profesionalizado que permite el uso de la última tecnología en los procesos de elaboración para crear piezas adaptadas y completamente personalizadas. 

La utilización de las prótesis oculares no tiene solo un objetivo estético o de sustitución del globo ocular, ya que también busca mantener la funcionalidad palpebral y garantizar la superación psicológica de la pérdida de un ojo. 

Toma de medidas

El primer paso para obtener una prótesis ocular es tomar las medidas de la cavidad anoftálmica, que va a ser la que marque el tamaño final de la prótesis. Para ello hay que tener en cuenta la forma, el volumen y los párpados de la persona.

Molde inicial

Con las medidas de la cavidad ya registradas, el siguiente proceso es la creación del primer molde con el que después se confeccionará la prótesis ocular. Esta pieza se obtiene tras la elaboración de las versiones que sean necesarias hasta que se consigue la definitiva con un material que cumpla varios requisitos, como una perfecta manipulación, así como un resultado homogéneo.

Elaboración de la estructura

El molde definitivo tras la elaboración de diferentes copias permitirá crear una estructura que servirá de base para la prótesis ocular y en la que se incluyen los materiales definitivos, que deben ser de la máxima calidad para garantizar la pervivencia de la pieza. Habitualmente se utiliza Polimetilmetacrilato (PMMA), una resina acrílica idónea para este tipo de prótesis a la que hay que someter al proceso de polimerización

En esta fase se introduce la pieza en un recipiente a presión lleno de agua a una temperatura muy alta durante un tiempo determinado, que permite a la pieza cambiar sus características químicas y obtener la dureza necesaria.

Personalización, pigmentación y pulido

La siguiente fase para la elaboración de la prótesis ocular pasa por la personalización de la pieza mediante la selección de su tonalidad con colores vegetales, que tienen que estar en consonancia con lo que requiere el usuario y la correspondencia con el ojo natural. Es necesario tener en cuenta tanto los matices del iris como los de la esclerótica para así verificar que están en concordancia. 

El proceso de pulido, una vez aplicada la pigmentación en la prótesis, permite retirar cualquier imperfección de la superficie o del material. 

El último paso es la realización de una segunda polimerización con el objetivo de obtener una pieza transparente sin impurezas ni opacidades, a la que se aplicará también un segundo pulido para eliminar las últimas impurezas.

Preparación final

Una vez que se ha obtenido la prótesis ocular personalizada, se deben cumplir una serie de procesos de limpieza exhaustiva para que se garantice que el usuario no tenga ninguna incidencia una vez que coloque la pieza. La esterilización a la que hay que someter a la prótesis se hace mediante un baño en oxígeno activo, una sustancia que descontamina y desinfecta que utiliza un agitador ultrasónico para disgregar materiales macromoleculares proteicos, lipídicos y glucídicos, como los empleados en la asistencia médica y quirúrgica. 

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